Make Donosti Great Again
El donostiarrismo se debate constantemente entre ese estar piripi de calidad de vida y el continuo estado de sindiós. Cuando no es una cosa, es otra, y luego está el futuro que, sin respetar nada, va y se nos echa encima.
Nos ha costado —de hecho no lo hemos conseguido— redactar la mayoría de los siguientes puntos sin hacer mención al «como dios manda» y/o al «de toda la vida».
- Reapertura del Bellas Artes, tal y como se proyectó en su día, para proyecciones de cine mudo, en blanco y negro, con pianista… y para disfrute única y exclusivo de aquellos que ya asistían al Zinemaldi antes de que este existiese.
- Regeneración arquitectónica. Que sólo se construya bien y bonito.
- No a las vivienda turísticas y a Airbnb, que no tiene ni idea de Donosti y además ni siquiera es de toda la vida, ni es de aquí, ni es nada.
- Turismo de calidad: cultural, gastronómico, respetuoso y cosmopolita pero sobre todo que venga a apreciar lo nuestro, no gentrifique, vista bien y no vaya colgando toallas en los balcones, que deje dinero y permita al donostiarra salir y disfrutar de la ciudad de hace cuarenta años.
- Vuelta del veraneo por parte de la Familia Real, de la alta sociedad y las aristocracias española y europea, y que nos dejen lo Viejo a los de aquí, «la provincia» —los de las segundas residencias— y los madrileños.
- Los Toldos. La vida de algunas familias donostiarras sin ese espacio de socialización resulta inconcebible. Tan fundamentales como las Piedras de Ondarreta, imprescindibles tanto para quejarnos de su incómoda presencia como de su inquietante ausencia.
- Derecho a poder comerse tranquilamente tu merienda en la playa sin que se la lleven las gaviotas… y menos si se trata de gaviotas de fuera.
- Comercio. Sólo comercio bien. Y vuelta a un modelo de hostelería recio y de toda la vida, sin sensiblerías ni otras extravagancias.
- Programación exclusiva de jazz en el Jazzaldi, no un jazz cualquiera, sino jazz–jazz y que se pueda volver a toser en los conciertos de la Quincena. Una Quincena sin toses no es una Quincena ni es nada.
- Estamos diametralmente en contra de cualquier tipo de pandemia, sea del signo que sea y venga de donde venga. Estas emergencias no nos hacen ningún bien en tanto que apuntan directamente a lo más grande: Día de Santo Tomás, Día de San Sebastián, Domingos de Regatas…
- Que La Concha vuelva a ser aquella cantera de porteros —como Esnaola, Artola, Urruti, Arconada…—, y que puedan volver a coincidir hasta tres de ellos en una convocatoria de la Selección para una Eurocopa, como en 1980.
- Volver a ganar dos Ligas seguidas y la primera Supercopa, y que todas las temporadas la Real vista exactamente como entonces.
- No al metro. Nunca lo ha habido y no ha pasado nada. No lo necesitamos, ni lo necesitaremos nunca.
- Sí a poder circular libremente —en coche por supuesto— por toda la ciudad sin necesidad de atascos, ni bidegorris por todas partes. Que los ciclistas no se salten todos los semáforos, ni siquiera los que estén en verde.
- Recuperación de la matrícula de San Sebastián («SS») de modo que cuando circulemos fuera de aquí podamos tocar ligeramente el claxon —equivalente al ligero alzamiento de ceja como modo de saludo— a esos guipuzcoanos, que quizá por la calle no nos decidimos a saludar .
- Family, ¡volved ya!
… y que, por Dios, vuelva a llover como antes.